Los elefantes de casandra (el saber ciego)

“En vano quieres curar el cuerpo sin antes haber curado el alma”.
 
Hipócrates.


Una parábola, cuyos rastros de origen parecieran difuminarse en Oriente, dejando visos de enseñanza perenne, nos devela que la parcialidad impide, al sujeto autocentrado, comprender la realidad común. El relato inmemorial cuenta que un grupo de ciegos es anoticiado de la presencia cercana de un extraño animal llamado elefante; por curiosidad, dijeron: “hay que inspeccionarlo y conocerlo, palpándolo”, el primero tocó la trompa del paquidermo y dijo “es parecido a una serpiente gruesa”; el siguiente afirmó tocar una especie de abanico al referirse a su oreja; otro, al acceder a una de sus patas, mencionó que “el elefante es un pilar como el tronco de un árbol”; el ciego que pudo apoyarse en un costado dijo que es una especie de piedra gigante; al palpar su cola, el penúltimo la describió como una cuerda; el último, tocando un colmillo, describió al animal como una lanza. Los ciegos, a medida que escucharon las descripciones de sus semejantes, se fueron anoticiando de las discrepancias sensoriales y sospecharon que los demás intentaban engañarlos a fin de turbar su juicio perceptivo; el desacuerdo experimentado provocó una larga discusión y generó la imposibilidad de escucharse mutuamente. Luego de mucho sufrimiento, rindieron los juicios rígidos de las percepciones individuales inmediatas y comenzaron a colaborar recíprocamente para “ver” al elefante completo.

La parábola del elefante ilustra la incapacidad del juicio perceptivo individual para interpretar la complejidad de la realidad compartida. La enseñanza demuestra, que las disciplinas científicas, religiones o ideologías identificadas con el saber fragmentado y autorreferente, no pueden explicar fenómenos globales o complejos, sin recurrir al abordaje sinérgico o multidisciplinar. Apartarse del objeto percibido o inteligido, y de su entorno, permite la interacción con áreas y experiencias sensoperceptivas compartidas. La mutualidad y la reciprocidad de los puntos de vista, otorgan una comprensión objetiva de la realidad al transformar las representaciones individuales e integrarlas en la mirada compleja y abarcativa de la “verdad compartida”. Se accede a la integración cuando los juicios perceptivos individuales se modifican recíprocamente y permiten apreciar correctamente la realidad. La verdad emerge de la mutualidad interactiva y de la transformación sinérgica, holística. 

                                             Sigue y sigue bailando alrededor

                                             aunque siempre seamos pocos

                                           los que, aun te podamos ver. 

                                                                                                                                   Charly García

Una comprensión integral de las ciencias y del proceso salud enfermedad no es sólo un desafío teórico y práctico; requiere de la integración personal de las posiciones fragmentadas y parciales en las que fuimos educados (requiere de un análisis y una síntesis). Un desarrollo a futuro requiere de la integración del pasado y del presente y no de la negación sistemática del pasado.

En “La Utopía de Freud”, intentamos partir de los desarrollos freudianos y completamos “parte” del proceso faltante, de “entrelazamiento del Psicoanálisis y la Física Cuántica. Tomamos conceptos de los discípulos de Freud, transitando los desarrollos posteriores y contemporáneos, para de esta manera poder articular los saberes que quedaron relegados, por ser considerados “antagónicos” a las “ciencias académicas”, a causa del propionarcisismo de las diferencias”. La nueva física nació conjuntamente con el Psicoanálisis: en el momento en que Max Planck desarrolla los principios de la Mecánica Cuántica, Freud utiliza la misma terminología; y en su proyecto (P.P.N.), habla de cargas energéticas o “quántum” de energía. Posteriormente, el Padre del Psicoanálisis hace un intercambio epistolar con Einstein, creador de la teoría de la “relatividad”. Unos años más tarde, Wolfgang Ernst Pauli (discípulo de Einstein) y Carl Gustav Jung (el delfín de Freud), entablan amistad y se entrelazan los “discursos”, las ciencias.

La historia del Psicoanálisis se entretejió con intereses políticos y mezquindades; hubo expulsiones y disidencias. Hoy es imperioso realizar una relectura de Freud y una síntesis con los desarrollos posteriores, que supere los antagonismos y los reduccionismos. Por otra parte, en la actualidad existen innumerables escuelas “rivales” de psicología; también, se entra en disputa con la medicina, que tiene sus propios antagonismos internos y también con otras disciplinas o ciencias. La enfermedad es disociación (polarización) y desintegración, “la cura es la integración”.

Hay otra enfermedad y otro antagonismo, el epistemológico; se intenta aplicar un único método de validación para excluir a “la otra” esfera del conocimiento; así, el paradigma mecanicista o positivista, llama pseudociencia a todo aquello que no encaja dentro del denominado “método científico” (mecanicista positivista).

    Una visión integral u holística, supone una heterarquía disciplinaria en donde cada saber se subordina a la jerarquía integradora, más allá de las demarcaciones y delimitaciones clásicas, racionalistas-mecanicistas.

    El libro “La Utopía de Freud”, es un intento denodado por lograr una mejora sustancial en el tratamiento del padecimiento humano. Recoge algunos de los últimos desarrollos en el campo científico, tanto del paradigma oficial (Mecanicista) como del paradigma emergente (Cuántico relativista). La propuesta central es contribuir al progreso del paradigma científico, aportando un esquema de abordaje terapéutico para la “curación integral”. La síntesis lograda incorpora elementos para comprender la actual crisis social y ambiental, integrando -además- los desarrollos de las llamadas terapias “alternativas”. Decimos “llamadas alternativas” porque, tanto desde adentro como desde afuera del campo del saber, se autoexcluyen, y se las excluye de una práctica integral. Las terapias dominantes (más que nada el modelo médico-positivista) excluyen todas las formulaciones que no respondan a los intereses hegemónicos materialistas y mecanicistas, tildándolas de pseudociencias. Por otro lado, las terapias “alternativas” se plantean como opuestas a las oficiales y, por lo tanto, parciales; hecho que las hace autoexcluirse.

El llamado paradigma holístico es una conceptualización integral que une los desarrollos de las ciencias oficiales y las alternativas, pero estas prácticas están dispersas en la actualidad. Los médicos o psicólogos que las llevan adelante se llaman a sí mismos holísticos, cuando -en realidad- deberían llamarse complementarios o integrales, viéndose como parte de una “ciencia integrada”, en la que una práctica no excluyera a la otra. Y a la inversa, el médico tradicional debería poder llamarse holístico, junto con los alternativos, porque ambos deberían tener una visión integral de la salud y no fragmentada.

Holístico, es todo: lo uno y lo otro (integral). Una ciencia ampliada y unificada, no separada. Este es el paradigma emergente, el “Cuántico-Relativista” u “Holístico”. La Física Cuántica demostró que el espacio vacío no existe y que todo está interconectado a nivel subatómico; el universo es holístico en ese aspecto. El paradigma que estamos dejando atrás es positivista, determinista, de “causalidad mecánica”, por esto hoy, ante una lesión acudimos al médico ortodoxo, tomamos la medicación recetada; luego de la urgencia, podemos ir a un kinesiólogo y al médico chino a que nos practique acupuntura; también haremos terapia neural y podremos además “descodificar” la lesión; nada debería excluirse y el orden de jerarquía debería subordinarse a un “nivel de integración mayor”, holístico-integral en el que todas las prácticas se complementen. El método de integración holístico jerárquico no admite el reinado de prácticas que puedan imponerse con paliativos y cómodos narcóticos, exige subordinarse a la ética de mejorar el todo y no solamente una parte. Hay prácticas con mucha aceptación, consensuadas y comercializadas por la medicina ortodoxa. Parecen muy efectivas a corto plazo y por ello se aplican masivamente. Sin embargo, al estar disociadas de otros saberes y procederes, la enfermedad avanza muda. Ejemplo de ello es que las muertes por cáncer siguen aumentando en lugar de disminuir, e igualmente se siguen “legitimando” monísticamente, tratamientos invasivos, negando incluso los preceptos hipocráticos que dieron origen a esa “esfera” de conocimiento.

La curación, requiere, la primacía jerárquica del principio de realidad, para regular debidamente al principio del placer. 

                                                                                                                           

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